¿Te esfuerzas por hacer todo perfecto?, ¿ser el mejor en tu trabajo?, ¿ganar a todo lo que juegas?, ¿sacar las mejores notas?, ¿tener una imagen siempre perfecta?.
Mucha gente de nuestro entorno considera que si no son muy competentes, suficientes y eficaces en todos los aspectos, o por lo menos en los aspectos importantes de sus vida, son unos inútiles y no sirven para nada. Esto es una idea que no se ajusta a la realidad por varias razones:
- Ningún ser humano, como humano que es, puede ser totalmente competente y destacar en casi todos los aspectos de su vida.
- Muchas veces, el perseguir el éxito en nuestra sociedad competitiva genera muchas ventajas pero la energía necesaria para conseguirlo, nos llena de tensiones excesivas tanto a nivel psíquico como a nivel fisiológico.
- La persona que se pone la obligación de ser muy competente no sólo está desafiándose a sí mismo para comprobar su propio poder, sino que se está comparando con los demás y luchando constantemente por ser mejor.
- El concentrarse en la perfección, éxito o ser competente en todo, a menudo nos aparta de un objetivo muy importante que es disfrutar de la vida.
- La preocupación por hacer las cosas muy bien da como resultado un enorme miedo a cometer errores, a fracasar, a probar cosas nuevas y nos paraliza en nuestras acciones
Sin embargo, hay que reconocer que en el perfeccionismo se destaca también un aspecto saludable pues puede vincularse al funcionamiento adaptativo y normal. Ciertos componentes del perfeccionismo, tales como la fijación de metas elevadas en el ámbito académico, deportivo o interpersonal, el tesón para alcanzarlas, el interés productivo, el deseo de crecimiento y superación, y la necesidad de orden y organización, pueden promover la expansión de conocimientos, buenos hábitos de trabajo, esfuerzo y buen desempeño.
Los perfeccionistas «sanos» a diferencia de los «insanos» se proponen metas elevadas pero razonables y alcanzables, tienen altas expectativas de sí mismos y los demás y, aunque esto los vuelve exigentes, no los hace hostiles ni extremadamente críticos. Tratan de explotar todo su potencial pero, ante el fracaso de sus objetivos, no se paralizan sino que utilizan su «derrota» como motivación para proseguir y esforzarse nuevamente.
Para poder reconocer si el perfeccionismo es sano o insano, debe prestarse atención a la actitud que predomina en las personas frente a las situaciones de fracaso.
¿Cómo cambiar estar ideas poco realistas?
- Concentrarme en disfrutar.
- Cuando intente actuar bien, debo hacerlo por mi propia satisfacción.
- Cuando intente actuar bien para mi propia satisfacción, debo insistir en hacerlo no perfectamente bien.
- Ser honesto conmigo mismo y preguntarme de vez en cuando si estoy luchando por alcanzar un objetivo en sí (para los demás, buscando más aprobación, admiración…) o estoy luchando para mi propia satisfacción.
- Tengo que aprender a aceptar mis errores y los de otros.
Espero que te resulte interesante. Y si consideras que aún tienes que mejorar en algún aspecto, yo te ayudo. Contacta conmigo y nos ponemos a ello.
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