Seguro que en algún momento alguno de tus hijos/as te ha hecho una pregunta sobre la muerte que te ha resultado incómoda o no sabías cómo contestar. Entonces, ¿cómo puedo explicar la muerte a mi hijo/a?.
La muerte es un hecho ineludible que forma parte de la vida. Todos los seres humanos vamos a tener que enfrentarnos a ella en algún momento: desde el instante en que un ser vivo nace, existe la posibilidad de la muerte. Aunque pensar en esa realidad nos cuesta y nos duele, es algo inherente a la vida.
El temor que experimentamos los adultos ante esta situación hace que en ocasiones elijamos ocultar y/o callar. Nos apoyamos en el posible impacto o en la dificultad que creemos que tienen los niños para procesar la muerte. Por eso acabamos dando explicaciones erróneas que sólo van a llevar al niño a una confusión mayor.
Es habitual tratar de proteger a los niños. Creemos que protegiéndolos de la muerte les ahorramos sufrimiento, pero es todo lo contrario: si los niños crecen sin exponerse al sufrimiento, serán más propensos a la frustración y no desarrollarán las habilidades necesarias para afrontar eventos a los que seguramente deberán enfrentarse cuando alcancen la edad adulta.
Entonces ¿cómo podemos abordar este tema con ellos/as?
El objetivo debe ser que el niño entienda que la muerte es permanente, que no hay vuelta atrás, que no se puede estar muerto un ratito y luego vivir.
Comprender que todos los seres vivos mueren en algún momento.
Asimilar que, después de la muerte, todas las funciones del cuerpo dejan de trabajar, es decir: cuando las personas fallecen no ven, no oyen, no sienten, no hablan, no sufren, no sienten dolor.
Sólo cuando el niño entiende que esas funciones se han interrumpido podemos explicarle lo que significa que una persona “está viva en nuestro recuerdo”.
Además, es importante que el niño/a entienda que la muerte se produce por una causa, hay algo que la ha motivado, que las personas no mueren de nada o sin una causa física.
Sólo cuando el plano físico esté aclarado podremos dar paso a las creencias que comparta la familia, buscando la forma de que los niños entiendan que esas creencias religiosas constituyen un modo de elaborar el recuerdo de la persona fallecida.
Te animo a que reflexiones acerca de ti y de tu familia, de cómo afrontáis el tema de la muerte.
Si estás interesado/a en este tema, te animo a leer más en Miedo a la muerte
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