Seguro que alguna vez has escuchado o pensado “soy la oveja negra” de la familia, de la clase o de mi grupo.
El término “efecto oveja negra” fue acuñado por el psicólogo social Henri Tajfel, considerando que:
- Se suelen realizar juicios negativos hacia los demás grupos para proteger el propio. Por ejemplo: mi equipo de fútbol es el mejor, mi clase es la más inteligente, mi familia es la más feliz….
- Se ejercen más críticas y presión psicológica sobre los miembros del propio grupo que en aquellos que nos rodean. Por ejemplo: nuestro padre puede criticar a nuestros vecinos y en cómo los demás educan a sus hijos. Sin embargo, con nosotros es severo y exigente.
Aunque «ser la oveja negra» tiene una connotación negativa, la oveja negra no es mala, ni torpe, solo es diferente, piensa de otro modo, resuelve de una manera distinta a los demás.
Quien piensa diferente también se atreve a vivir de forma distinta, derribando obstáculos y actuando como ese pez que de vez en cuando da un salto para descubrir que el mundo, no está conformado solo de agua.
Si pienso que «soy la oveja negra», ¿qué puedo hacer?:
- Ser diferente puede ser una amenaza para los demás, pero no para ti.
- La pertenencia a un «rebaño» no da la felicidad: busca tu propio camino.
- No tienes la obligación de ser igual que tus padres, de pensar como tus amigos, de actuar como los demás esperan que lo hagas.
- Siéntete bien por tener tus propios valores, por alzar tu voz sobre el resto del grupo. No hay ninguna verdad universal y cada uno tiene una opinión y en la variedad está la riqueza.
- Acéptate a ti mismo como parte diferente de ellos. Tú aceptas a las demás personas por como son, y si ellos actúan con la misma sabiduría, harán lo mismo.
Si te señalan como la oveja negra, aprende a enorgullecerte por ser capaz de pensar diferente. Es todo un privilegio…
¿Te gustaría ser de verdad parte de ese rebaño donde todas las ovejas son blancas?…
Texto Adaptado de La mente maravillosa
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