La adolescencia es una etapa de la vida caracterizada por un momento de cambios (físicos, de pensamiento, de relación…) de quien debe construirse como ser adulto pero todavía no lo es.
La relación entre padres e hijos debe ir caminando progresivamente hacia la autonomía de estos, a medida que aumenta su edad.
Las formas de comunicación, de expresar el afecto, la habilidad a la hora de hacer una crítica y de poder aceptarla, la necesidad de que nuestros hijos tengan un grupo de referencia, etc., requieren de un aprendizaje para que se conviertan en formas de funcionar eficaces que favorezcan el desarrollo de nuestros hijos y la convivencia familiar
El decálogo que sigue a continuación trata de ser una aproximación a las actitudes que pueden ser más eficaces para mejorar relaciones en la familia.
1.- VALORAR EL APOYO SOCIAL
Muchos padres y madres tienen problemas comunes, el apoyo social puede ser una buena herramienta. Los padres y madres se resisten a admitir que tienen problemas con sus hijos/as, esto dificulta el éxito de un instrumento de eficacia probada. El apoyo social supone incidir sobre las distintas variables que condicionan la conducta: dedicar tiempo, estar presente, consejo, guía, empatía, disponibilidad, cariño, estima.
2.- NUNCA DISCUTIR, SIEMPRE INFLUIR
Es muy fácil iniciar una escalada de conflicto a partir de cualquier cosa: una mala contestación del adolescente que se reprime verbalmente, esto genera una nueva situación de tensión (el adolescente a lo mejor quiere autoafirmarse), nueva actitud autoritaria que se castiga, etc. Esto no conduce muy lejos. En todo caso, conduce al deterioro de relaciones y a establecer un marco inadecuado de interacción en la familia.
3.- CREAR UN ENTORNO DE AFECTIVIDAD Y AUTOESTIMA
La empatía, el reconocimiento y la paciencia son virtudes a aplicar mucho más efectivas que la represión, el castigo, la desesperación y las proyecciones personales.
Existe consenso en distintos autores respecto a que el castigo es menos efectivo que otras conductas humanas de refuerzo. Castigar es ejercer el poder en su forma más amenazadora y, esto sólo tiene efectos puntuales y a corto plazo. El castigo ataca a la autoestima que el niño está construyendo. Aprender cómo y cuando castigar adecuadamente, debería ser un objetivo común de todos los padres y madres.
Mientras la empatía tiene que ver con la capacidad de compartir estados emocionales de los demás, el reconocer lo bien hecho acostumbra a ser un aspecto más olvidado. Tendemos más a criticar que a darnos cuenta del poder que tiene un elogio adecuado.
4.- NEGOCIAR NUEVOS PACTOS Y MANTENERLOS
Establecer un nuevo “contrato” con los hijos e hijas, desarrollar nuevas habilidades de negociación y mediación en los padres y educadores funciona. Los límites establecidos deben ser mantenidos.
.- LA ESCUCHA DEBE SER ACTIVA
Nuestros hijos/as nos dicen muchas cosas de las que no nos enteramos. La percepción es selectiva. Los estereotipos y prejuicios dificultan la comprensión. Los silencios también hablan.
7.- LA CULPA NO SIRVE PARA NADA
No es útil ni culparse ni culpar. Estamos ante asuntos complejos, normalmente intrincados e interactivos. Más que culpar sirve actuar en la dirección correcta.
8.- SABER MEJORAR LA COMUNICACIÓN
Hay que valorar los espacios de comunicación y generar condiciones para que éstos se creen. Esto no es fácil en el entorno vital en el que el tiempo se considera un factor crítico. Comunicarse requiere tiempo, paciencia, observación, reflexión, uso de la palabra y el silencio. Sin embargo, este reto es imprescindible en orden a unas relaciones interpersonales sanas. La televisión, videojuegos, teléfonos móviles, etc., no ayudan demasiado a este proceso.
9.- GESTIONAR LA ORIENTACION PERSONAL ADECUADAMENTE
Hoy las necesidades de información compleja son múltiples y en cuanto a los jóvenes abarcan desde el sexo, la salud, las conductas de riesgo hasta la orientación profesional. No todos los profesionales son adecuados, ni todas las metodologías. El panel de expertos cualificados es una buena alternativa en la que es preciso comprometerse la comunidad educativa. Anticiparse al futuro es la regla y saber asumir riesgos controlados, parte de la solución.
A los jóvenes hay que ponerles a disposición información pertinente y relevante para su futuro y la aceptarán si está pensada y planteada en su lenguaje, en su contexto y a través de los medios que les ofrecen credibilidad. En pocos momentos esto es tan importante como en la adolescencia.
10.- TODA SOLUCIÓN CREA NUEVOS PROBLEMAS
Igual que el mail genera spam o correo no deseado o los medicamentos tienen efectos secundarios, las soluciones tienden a crear nuevos tipos de problemas. El análisis coste/ beneficio es eficaz en muchas ocasiones. No existe la solución perfecta.
Cada solución, genera su problema. No obstante, así ha avanzado el mundo. Es preciso ir más allá de las panaceas. Más allá de soluciones mágicas y de cosas que sirven para todo. Errar es humano, pero no debiéramos hacerlo cada día. La exploración de nuevas respuestas es la actitud adecuada, junto a la ponderación de costes y beneficios.
No hacer nada muchas veces tiene también un alto coste. En otras ocasiones las cosas tienden a recomponerse por sí mismas. Sin embargo, la prudencia aconseja adoptar decisiones reflexionadas y con información adecuada tratándose de las relaciones familiares.
Espero que te haya gustado.
Y si consideras que aún tenéis que mejorar en algún aspecto, yo te ayudo. Contacta conmigo y nos ponemos a ello.
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