Cada vez que se acaban las vacaciones leemos y escuchamos con más frecuencia la palabra «SÍNDROME POSTVACACIONAL», como un conjunto de síntomas que afecta a un importante número de personas.
Pero ¿Qué es el síndrome postvacacional?. En realidad es un concepto amplio que describe una incapacidad de adaptación al trabajo tras la finalización de las vacaciones. Esta inadaptación conlleva una serie de síntomas en forma de desequilibrios físico-psíquicos (reacciones), que suelen remitir al cabo de dos semanas en algunos extremos, aunque lo habitual es que remitan a los pocos días.
Estamos ante un conjunto de síntomas que reflejan una reacción de rechazo al trabajo tras un período más o menos prolongado de vacaciones. Estos síntomas pueden situarse próximos a la depresión, irritabilidad, astenia, tristeza, apatía, ansiedad, insomnio, dolores musculares, tensión, nauseas, palpitaciones, taquicardias, sensación de ahogo y problemas de estómago, entre otros.
El abanico de síntomas que rodean a este síndrome es amplio, pero no nos debe llevar a una conclusión errónea, esto es, porque nos cueste dormir no significa que padezcamos esta alteración. Cualquiera de estos síntomas o alteraciones físicas o psicológicas nos debe hacer buscar y averiguar su verdadero origen siempre, descartando cualquier otra causa.
El presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), Jerónimo Saiz, ha negado la existencia de la depresión postvacacional como síndrome o enfermedad, ya que sus síntomas se corresponden a un estado emocional normal. En su opinión, la irritabilidad, el insomnio y la ansiedad que se manifiestan tras volver al trabajo después del verano se corresponden con un estado de ánimo pasajero y breve más o menos negativo, pero nunca comparable con una enfermedad como la depresión, que sufren seis millones de españoles y es la segunda causa de baja laboral.
¿Por qué nos ocurre? El desajuste horario es la principal causa, seguida del cambio en el ritmo diario y en los ciclos, cambio en las comidas y sobre todo, en nuestra actividad social. A esto hay que añadirle el regreso a un entorno de demandas y exigencias y a un ritmo que nos hace cambiar bruscamente nuestros hábitos de las últimas semanas. No nos afecta de igual manera a todas las personas, porque debemos tener en cuenta que además de la variable de entorno, existe otra variable más importante aún: la percepción subjetiva, la vivencia de nuestra vuelta al trabajo, y dicha vivencia puede ser positiva o negativa.
Nosotros somos quienes debemos hacerla positiva. Eso sería como decir que entre escoger el vaso medio lleno o medio vacío, escogemos verlo medio lleno.
¿Qué podemos hacer para prevenirlo o superarlo? La buena noticia es que estos síntomas son transitorios y que siguiendo unos consejos la vuelta al trabajo se puede hacer mucho más llevadera:
- La alimentación juega un rol fundamental, por eso, lo mejor es no saltarse comidas
e intentar no cambiar nuestros hábitos alimentarios. - Otro factor importante que va a ayudar a liberar el estrés del cambio, a relajarnos y a superar los síntomas del retorno es el ejercicio físico.
- El descanso no podemos olvidarlo. Es imprescindibe no reducir drásticamente las horas de sueño.
- Darnos tiempo para adaptarnos al cambio. Asumir responsabilidades de manera gradual.
- La actitud con que enfrentamos el regreso es clave, por eso, conviene pensar en el lado positivo de la vuelta al trabajo (reencuentro con amistades y compañeros, volver al gimnasio, etc.). Pero sobre todo, no dejar de disfrutar de las pequeñas cosas que nos relajan, nos hacen feliz y nos divierten, aun cuando estemos muy ocupados.
Con actitud positiva, tiempo y un buen estilo de vida todo se supera más fácil.
Espero que te resulte interesante. Y si consideras que aún tienes que mejorar en algún aspecto, yo te ayudo. Contacta conmigo y nos ponemos a ello.
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