El MIEDO A LA OSCURIDAD es muy frecuente en la infancia. Uno de cada tres niños teme a la oscuridad. Surge en torno a los dos años y se incrementa en los años siguientes debido a una amplia gama de experiencias.
El miedo a la oscuridad tiene cuatro componentes:
- DAÑO FÍSICO: miedo a la muerte y a las heridas (ej. Los ladrones).
- SERES FANTÁSTICOS: criaturas propias de las fantasía infantil como los fantasmas.
- SENSORIALES: sombras y ruidos (ej. Viento).
- ANSIEDAD POR SEPARACIÓN: preocupaciones si los padres no están en casa.
A partir de los 9-10 años remite de forma acentuada y espontánea dicho miedo.
El hecho de que el temor a la oscuridad sea tan frecuente en la infancia se debe a varias razones:
- Asociaciones que generan sentimientos opuestos: Oscuridad-Pesadillas-miedo; Luz-mamá-seguridad.
- Observación. Ver películas de misterio y de terror.
- Información. En los cuentos e historias infantiles se introducen elementos como “el ogro y la cueva”, “los malos se esconden en la noche”, etc.
- Dormir con sus padres, atención, entretenimiento, etc.
El miedo a la oscuridad es de los miedos infantiles más frustrantes que existen. El problema se plantea justo en el momento en el que los padres nos disponemos a descansar. Agotados tras un día de trabajo duro, es muy molesto que el niño llame una docena de veces para pedir agua, pipí, etc., o se invente cualquier otra excusa para obligar a los padres a volver a la habitación y prestarle atención. Peor todavía, la última cosa que los padres deseamos hacer a las tres de la madrugada es levantarnos y tener que abordar el problema de un niño asustado que acaba de desvelarse y no consigue dormirse de nuevo a causa del miedo. Ciertamente, es difícil resistir la tentación de limitarse a dejar la luz encendida el resto de la noche.
Aunque la mayoría aprenden solos a tolerar la oscuridad, desgraciadamente un pequeño porcentaje no lo supera y el miedo persiste y se agrava con el paso de los años. Hay adultos que sufren un fuerte miedo a la oscuridad que condiciona sus vidas.
¿CÓMO SE VENCE EL MIEDO A LA OSCURIDAD?
Afortunadamente, no se está desarmado en esta batalla. Hay varias cosas que los padres y las madres podemos hacer para ayudar a nuestros hijos e hijas a vencer sus temores:
- Los padres deben reconocer y hablar sobre el miedo sin ridiculizarlo.
- Averiguar qué cree el niño que sucede en la oscuridad. Para ello los padres os sentáis con él en una habitación a oscuras, animándole a que muestre qué le da miedo.
- Evitar sobreprotegerlo.
- Se pueden dar algunas ayudas, como una linterna.
- También puede ayudar practicar algunos juegos en la oscuridad (por ejemplo, buscar un juguete en la habitación; jugar al escondite; hacer figuras de sombras con las manos y adivinarlas; etc.).
Si el problema persiste quizás es hora de acudir a un psicólogo con el que iniciar un tratamiento para afrontar el miedo o fobia a la oscuridad. El psicólogo da instrucciones muy detalladas a los padres sobre qué actividades o juegos deben llevar a cabo con su hijo y qué rutinas han de seguir por la tarde-noche en el momento de acompañar a su hijo a la cama.
Y si consideras que aún tenéis que mejorar en algún aspecto, yo te ayudo. Contacta conmigo y nos ponemos a ello.
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