Los celos se definen como un estado afectivo o emoción que tiene su origen en un deseo desmedido, en un miedo a perder o ver reducidos el cariño y la atención de alguien querido.
En los celos infantiles la relación que se ve amenazada es la establecida por el niño y sus progenitores. Los niños responden con miedo e inseguridad ante la amenaza, real o no, de perder el cariño, atención y privilegios, hasta ahora exclusivos, que se dan a sus padres.
- sentimientos: dolor, rabia, tristeza, humillación, desesperanza, etc.;
- pensamientos, preocupaciones e imágenes,
- diferentes comportamientos. Las manifestaciones conductuales más frecuentes son: búsqueda de atención de los padres, rabietas, agresividad manifiesta hacia el hermano/a; la desobediencia o excesiva obediencia y colaboración con los progenitores; la presencia de conductas ya superadas en etapas anteriores; sueño irregular, pedir ir a la cama de los padres o llamar frecuentemente al adulto.
Los celos infantiles suelen considerarse normales y evolucionar favorablemente en un plazo más o menos largo de tiempo. Cuando los celos antes los hermanos u otras personas se hacen permanentes requieren un tratamiento especial.
¿Qué podemos hacer los padres y las madres?:
- Darle al niño la oportunidad de expresar su malestar
- Atender con interés sus éxitos
- Transmitirle que se le quiere
- Ofrecer situaciones sobre las ventajas de ser mayor
- Favorecer el contacto con niños de su edad
- Pedir la colaboración del niño en tareas de cuidado de su hermano
- No exigir demasiado al niño
- No hacer comparaciones entre los hijos
- No manifestar preferencias por alguno o intervenir prematuramente en las peleas
- No regañarle o enfadarse con frecuencia
- No hacer elogios muy efusivos cuando se muestre cariñoso con el hermano.