El trastorno de pánico o de angustia se caracteriza por la presencia de crisis de ansiedad y el temor a experimentar nuevas crisis.
Una crisis de ansiedad es una reacción de miedo o malestar intenso que se presenta de forma repentina y alcanza su máxima intensidad en cuestión de dos o tres minutos, diez como máximo.
El trastorno de pánico se ha definido como el miedo al miedo. La esencia de este trastorno es que el paciente teme que los síntomas inofensivos sean la señal de un peligro real.
Antonio sentía una ligera presión en el pecho — que suele deberse a la acumulación espontánea de aire en los pulmones— y entonces pensaba: “¿Qué puede ser esto? Hace ya un rato que lo estoy notando. No creo que sea algo grave, pero ¿y si fuera algún problema cardiaco? No, no lo creo. ¡Oye! Parece que ha aumentado el dolor… Esto me asusta. Me duele más. ¡Es un infarto…! [Dolor extremo]” Al final acudió a urgencias, donde le dijeron que “sólo” era ansiedad.
CRISIS DE ANGUSTIA O ATAQUE DE PÁNICO
A continuación se van a describir dos situaciones. En ambas nos encontramos con una persona que reacciona con ansiedad ante unas circunstancias concretas. Sin embargo el modo en que la persona experimenta esa ansiedad es distinto. Léalas atentamente.
- Se encontraba algo alterado ese día. Desde que se había levantado se sentía ansioso, como nervioso o alterado. Sabía que ese día tenía que enfrentarse con una situación que le preocupaba. De vez en cuando le asaltaban sensaciones corporales que no solía tener, como palpitaciones, taquicardias, temblores, hormigueo, sensación de falta de aire, acaloramientos, escalofríos, debilidad, sensación de irrealidad, inestabilidad o mareo. Pero, conforme se iba acercando el momento, se encontraba más preocupado por cómo iba a enfrentarse a la situación o al problema, y la intensidad de sus sensaciones era mayor. Se daba cuenta de que lo que estaba sintiendo era ANSIEDAD, pero era realmente molesto. Cuando paso todo, se sintió cansado, como si hubiera realizado un gran esfuerzo físico. (MOMENTO DE ALTA ANSIEDAD)
- Se encontraba algo alterado ese día. Desde que se había levantado se sentía ansioso, como nervioso o alterado. Sabía que ese día tenía que enfrentarse con una situación que le preocupaba. De vez en cuando le asaltaban sensaciones corporales que no solía tener, como palpitaciones, taquicardias, temblores, hormigueo, sensación de falta de aire, acaloramientos, escalofríos, debilidad, sensación de irrealidad, inestabilidad o mareo. Pero, de repente la intensidad de sus sensaciones se hizo mucho mayor. Le costaba trabajo pensar. Era como si se hubiese bloqueado mentalmente y únicamente podía centrarse en las sensaciones corporales que estaba sintiendo. Durante unos minutos se sintió tan mal que no pudo evitar pensar que algo terrible le estaba sucediendo. Quizás se trataba de un infarto. Podía ser que le llegara a faltar el aire para respirar, que se desmayase o tal vez iba a volverse loco o perder el control. En ese momento lo que menos le importaba era el problema con el que tenía que enfrentarse. Aquella angustia era mucho más que una sensación de ansiedad. Era como una amenaza que provenía de todas partes y de la que parecía muy difícil escapar. En todo caso se le ocurrió que podía echar a correr, gritar o pedir ayuda a alguien. A los pocos minutos la ansiedad comenzó a descender y, al rato, Alejandro se sentía cansado, como si hubiera realizado un gran esfuerzo físico. (ATAQUE DE PANICO O CRISIS DE ANGUSTIA)
Las crisis de pánico afectan al 1,5-3,5 % de la población general, son más frecuentes en mujeres y suelen comenzar en la adolescencia, aunque a veces debutan en personas de mayor edad.
Por lo general, las crisis duran entre 10 minutos y media hora. En casi todos los casos las personas que sufren un episodio sufrirán algunos más, ocasionando una gran limitación en el desarrollo de las actividades diarias debido a la ansiedad que causan y al miedo a padecer nuevos episodios y a sus implicaciones.
LA HIPERVENTILACIÓN
La hiperventilación o ventilación pulmonar excesiva suele aparecer cuando la persona nota determinadas dificultades respiratorias, como puede ser la sensación de no poder aspirar suficiente aire por opresión en el pecho. Esto hace que la persona sienta «hambre de aire», lo que a su vez le motiva a respirar más rápido y profundo, incluso saliendo a la ventana con el ansia de buscar aire fresco.
¿CÓMO MANEJAR ESTE TRASTORNO?
- Eliminar la cafeína y otros estimulantes y alcohol de su dieta [o por lo menos limitarlo].
- Dormir lo suficiente [entre 7 y 9 horas promedio].
- Evita el sedentarismo. Puedes caminar enérgico durante 20 minutos por día 4 a 5 veces por semana.
- Evita comer rápido.
- Revisa la distribución de tu tiempo.
- Identificar los factores detonantes de los ataques de pánico, y aprender a esperarlos y a aceptarlos.
- Estar alertas y mejorar las destrezas, sobre todo el control de los síntomas de la ansiedad y las habilidades cognitivas y de distracción, para hacer frente a las crisis.
- Cuanto menos miedo tenga a los síntomas, menos ocurrirán.
Espero que te haya gustado.
Y si consideras que aún tienes que mejorar en algún aspecto, yo te ayudo. Contacta conmigo y nos ponemos a ello.
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